De igual manera, las figuras de los atletas (llamados por lo general simplemente ignudi, «desnudos») en el techo de la Sixtina tienen el equilibrio de la energía atlética junto a la trascendencia de su misión sagrada -representan las almas de los profetas bíblicos-, ejerciendo de forma armoniosa su papel mediador entre el mundo físico y el espiritual, por lo que su belleza física es reflejo de la perfección divina.