Con el paso de los años, la masa social de abonados y aficionados del club creció, con lo que las instalaciones disponibles resultaban cada vez más insuficientes, pese a que el aforo inicial se había duplicado y llegó a alcanzar la cifra de 22 000 personas. La reforma se financió, de una parte, con la privatización de los locales existentes bajo las tribunas, ya que una empresa los explota comercialmente y, en la otra, con fondos municipales.