Tras una cierta decadencia en la segunda mitad de los años ochenta, producida en parte por la marcha de algunos de los jugadores más importantes del equipo (Quini, al F. C. Barcelona; Maceda, al Real Madrid C. F.; etc.), los últimos años de aquella década y los primeros de los noventa, asistirán a la gestación de una nueva hornada de canteranos, los Luis Enrique, Abelardo, Manjarín o Juanele, amén de otros como Arturo, Óscar, Alcázar, Tati o Luis Sierra.